miércoles, 4 de diciembre de 2013

'La caza' o el peso de los prejuicios

La insoportable afición de los seres humanos por juzgar y condenar a otros de por vida, sin esperar a conocer de verdad los hechos e incluso obviando la sentencia dictada por un juez, puede verse en nuestro día a día y ha sido reflejada también en el cine. Se veía magistralmente en la genial En un lugar solitario (Nicholas Ray, 1950), en la cual Humphrey Bogart interpretaba a un hombre falsamente acusado del asesinato de una mujer. Todo el mundo empieza a desconfiar de él, incluso su novia, y aun cuando se demuestra que él no ha hecho nada ya es tarde: su reputación ha quedado ensuciada de por vida y nadie puede volver a mirarle igual.

Una historia similar es la que cuenta la danesa La Caza (Thomas Vinterberg, 2012), que además añade interesantes detalles para formar una película redonda, angustiosa y con una gran carga moral. En este caso el perseguido es Lucas, un profesor de parvulario muy apreciado en su comunidad por niños y padres. La hija de su mejor amigo, a la que da clase, se enamora de él y se inventa que ha visto a su profesor desnudo. Contribuyen a empeorar la situación la directora del colegio y la madre de la niña, que creen a la pequeña y engordan ellas mismas una acusación de abuso sexual sin más pruebas que un vago comentario de una niña de cinco años.



El espectador asiste al espantoso drama al que se enfrenta un hombre inocente a quien sus vecinos y amigos aíslan e incluso agreden de diferentes formas, aunque la policía lo declara inocente. El protagonista, interpretado por el brillante Mads Mikkelsen, sabe que no ha hecho nada malo, pero es tan buena persona que siempre pone la otra mejilla, y tiene tantos amigos que confía ciegamente en que todos ellos le apoyarán (se parece bastante a Jesucristo). Cuando ve que no es así se hunde y apenas sabe cómo salir de esa situación. Él, amante de la caza, se verá de pronto como una presa indefensa y acorralada. Una secuencia concreta de la película escenifica a la perfección esa sensación de que el que ha sido acusado de algo grave ya nunca tendrá descanso.

Un estigma inmerecido le puede a uno destrozar la vida más que la decisión de un juez, plantea La Caza de forma excelente. Una persona que es absuelta de una acusación muchas veces seguirá siendo vista como culpable por su entorno, incluso por las personas en quienes más confiaba. La cruel sociedad, incluso en la civilizada Dinamarca, emite un juicio paralelo y marca de por vida a un inocente, llegando a intentar tomarse la justicia por su mano.


NOTA: 8,5/10

2 comentarios:

  1. Precisamente la vi el otro día. Da para buenas lecturas sociales y destaca sobre todo Mads, inmenso en su papel.
    Me pareció una muy buena película, pero no me gustó por el mal sabor de boca que me dejó.

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    1. La verdad es que te deja tocado, pero me pareció tan tremendamente realista que me encantó, aunque no la volvería a ver porque no puedo con tanta angustia.
      Lo mejor: contribuyó a que me gustara Mads Mikkelsen aún más. Qué actorazo.

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